Claramente a la hora de dar un discurso en público tenemos que preparar nuestra presentación, mediante el aprendizaje continuo de la materia sobre la que queramos hablar. Pero antes de proceder a tener que perder los nervios, flotar, y ejecutar nuestra conferencia, debemos ensayar. Muchas veces. Cuanto más ensayemos , mejor. Ensayar es la técnica para lograr un éxito asegurado y lograr perder el miedo a esos irremediables nervios que intentaremos modificar a nuestro favor cuando tengamos que hablar en público.
Si tuviera que elegir entre las diferentes posibilidades que la mente nos ofrece perder el miedo a hablar en púbico, sin ninguna duda elegiría hacer repetitivamente aquello que precisamente te da miedo. Los mejores resultados del efecto repetición se pueden apreciar en las personas que tienen miedo a volar. Y si no se puede hacer en real, siempre podemos recrear el ambiente necesario para hacer creer a nuestro cerebro que está en el escenario ideal para vencer al miedo.
Dado que es prácticamente imposible que nos abran el teatro real de Madrid para que discretamente ocupemos todo el escenario para dar nuestro particular discurso, lo más seguro para ganar confianza es ensayar aquello que queremos decir frente a un espejo. Pero ensayar , en el caso de hablar en público, no es repasar mentalmente.
Ensayar implica tener la postura corporal adecuada y usar nuestra voz para ganar en la confianza necesaria para que no nos tiemble la voz ni un segundo.
Antiguamente se recomendaba grabar nuestro discurso en un radiocasete… Afortunadamente cualquier móvil multimedia hoy en día nos permite grabarnos de cuerpo entero para luego poder analizar nuestros movimientos, nuestro tono de voz, nuestro volumen, nuestra comunicación no verbal, nuestros silencios… todo se puede percibir hoy en una pequeña pantalla de teléfono.
Dicen que los Grandes oradores de la historia preparaban sus discursos mientras caminaban por la ciudad o por el campo. Algunos incluso llegaban a meterse pequeñas piedras en la boca para tener una mejor dicción y evitar el tartamudeo : Demóstenes es un buen ejemplo de ello.
Demóstenes fue un gran estudioso de la oratoria, y un personaje muy curioso. Su padre tan solo era un comerciante, pero un comerciante bastante rico, lo que tenía como consecuencia que Demóstenes fuera un gran heredero. Pero todo salió mal. Tuvo la mala suerte de quedarse huérfano muy joven y perder a su querido padre, quedando al cuidado de tres tutores. Sus preceptores dilapidaron toda su herencia sin clemencia antes de que el pobre Demóstenes pudiera darse cuenta.
Esta terrible situación de injusticia hizo que nuestro exitoso conferenciante tuviera que aprender rápidamente oratoria para defenderse ante los tribunales y ganar su justa recompensa. Sus primeros discursos fueron horrorosos y tartamudeaba sin parar ; pero con su empeño, y sobre todo con la gran cantidad de ensayos que realizaba en la playa (para que nadie le viera) , consiguió ser uno de los mejores oradores en la Grecia antigua. Efectivamente dicen que no se lo metía piedrecitas tipo gravilla en la boca, sino que además lo combinaba con morder un cuchillo con los dientes, lo que le provocaba desarrollar una capacidad pulmonar y de proyección de voz impresionante. Demóstenes triunfó y se enriqueció con aquello que más miedo y sufrimiento le provocaba : hablar en público .
Pero no solo fueron los griegos . Personajes más modernos como Lincoln, o actuales como Barak Obama preparaban sus discursos con cuidado y esmero: ensayando .
Ya lo decía Napoleón : “ el arte de la guerra es una ciencia en la que nada sale bien si previamente no se calcula y medita” …
hoy la guerra es con nosotros mismos, pero podemos alcanzar La Paz eterna con un poco de esfuerzo. Debemos ensayar para perder el miedo a la oratoria.
Empieza a hacerlo sin verte , frente a una pared. Luego frente a un espejo, donde puedas ver tus expresiones faciales. A continuación prueba a hacerlo con un espejo a cuerpo completo. Muévete, siéntelo. Y finalmente haz lo mismo frente a un móvil. Verás el progreso ganado poco a poco, y cuanto más ensayes . ¿qué pierdes por hacerlo? La historia nos demuestra que el ensayo es fundamental para lograr hablar en público con éxito.